Un vino con la complejidad de una finca, de dos variedades y de tres cosechas, que fueron elaboradas por separado y envejecidas en barricas bordelesas para, más tarde, ensamblarse en Fudres de 1.200 litros donde permanecieron 16 meses, permitiendo evolucionar al vino, sin cansarlo demasiado por su leve contacto con madera, respetando la esencia de la finca, ganando en complejidad y creando uno de los vinos más sorprendentes de Finca Villacreces.